YO SOY UN HOMBRE SINCERO / DE DONDE CRESCE LA PALMA
Se dice que estos versos traen en el vientre la autobiografía de MARTÍ, donde se puede hallar lo que verdaderamente le gustaría dejar como la síntesis de su vida. Y no es para menos que en ellos vamos a encontrar la coherencia entre lo escrito y lo vivido. Porque así fue la vida de este ser: una constante prueba de conexión entre el sentir, hablar y vivir, como lo afirma E. ANDERSON IMBERT, “...una tormenta de rayos de ideas, de truenos de emoción y de relámpagos de metáforas hace estallar sus parrafadas. La sinceridad es torrencial, derriba diques y socava nuevos cauces”. Así como SIDNEI SCHNEIDER: “O que distingue Martí de todos os literatos da América de seu tempo – e de boa parte dos de hoje – é a integridade. Ele é íntegro e inteiro em tudo que fez”.
Compartiendo con ANDRÉS IDUARTE, “No es posible presentar a Martí escritor sin presentar a Martí hombre: sería despojar a su obra escrita de la fuente de su grandeza...” , conviene que se digan algunas palabras sobre el camino hecho por MARTÍ.
Todo ser carga dentro de si aportaciones que vienen de lugares varios y hacen que uno sea distinto de otro. Las contribuciones formadoras de la personalidad de ese hombre, nacido el 28 de enero de 1853, fueron muchas y están bien marcadas. Marcas indelebles como las que siguen: a) hijo de padres españoles, MARIANO y LEONOR, pobres e iletrados, pero honrados, enérgicos, inteligentes y abnegados; b) observación, cuando niño, de los sufrimientos de los esclavos de las haciendas de caña-de-azúcar, bajo el látigo de sus señores; c) la enseñanza del maestro RAFAEL MARÍA MENDIVE , que inculcó en su joven discípulo las ideas separatistas; d) las noticias de hombres que fueron muertos por las tentativas de independencia, incluso algunos estudiantes como él, a su época; e) los varios viajes alrededor del mundo, que resultaron en muchas percepciones, desde la importancia del trabajo hasta el avance del imperialismo norteamericano sobre Cuba y los demás países sudamericanos; f) la toma de posición a favor de los indios y de los campesinos, a los cuales consideraba los primeros “dueños” de la tierra; g) la fantástica cultura que adquirió dentro de su país como en el exterior.
Por supuesto que cada uno reacciona a sua manera a los ambientes y a las situaciones que se les presentan. JOSÉ JULIÁN PÉREZ MARTÍ, desde muy joven, sintió en su alma un llamado de amor de su patria que clamaba por independencia. Y, con decisión sólida y eficaz, a los dieciséis años empezó a desarrolar su más relevante y útil talento: se puso a escribir. Así fue que, en 1869, publicó sus primeros escritos independentistas, en el periódico El diablo cojuelo, de su amigo FERMÍN VALDÉS y en su própio periódico, La Patria Libre, escribe el drama Abdala, considerado profético porque narra la entrega de la vida por amor a la patria, como efectivamente vino a sucederle a su autor algunos años más tarde. Desde entonces, no paró de escribir y lo hizo con tamaña fuerza y tal éxito que legó a la humanidad una extensa y maravillosa obra.
Después de los primeros escritos, el joven MARTÍ dedica su vida a la causa política e, igual que todos que no se sometieron al régimen colonial, conoció la prisión por primera vez, acusado de delito de infidencia, por motivo así descrito por ANDRÉS IDUARTE:
“En día de gran parada militar, el 4 de octubre, un grupo de voluntarios pasa por la casa de los Valdés Domíngues, compañeros de Martí. Se produce un incidente, los voluntarios catean la casa y los aprehenden. Encuentran una carta, dirigida a Carlos de Castro y Castro, que se había incorporado a los voluntarios, hermoso apóstrofe firmado por Fermín Valdéz y por Martí. Este es detenido el día 21, y entra en la cárcel de La Habana.”
Dos versiones de la carta se han hallado durante los estudios de MARTÍ, pero el contexto principal es igual en ambas:
“Habana, 4 de octubre de 1869.
Sr. Carlos de Castro y Castro.
Compañero: ¿Has soñado tú alguna vez con la gloria de los apóstatas? ¿Sabes tú cómo se castigaba en la antigüedad la apostasía? Esperamos tu contestación, que no puede faltar a su patria ni a sus deberes como cubano un discípulo de Rafael María de Mendive.
Te abraza
José Martí.”
De ese modo ingresó en las canteras de San Lázaro, rompiendo piedras y cargándolas por las calles habaneras, con una cadena a la cintura y un grillete al pie. Más que las enfermedades y marcas producidas en su cuerpo, la prisión hizo con que se incorporara en su alma otra marca indeleble: una convicción política profunda. Veamos lo que dijo a su madre en carta de 10 de noviembre de 1869:
“Madre mía: ....Mucho siento estar metido entre rejas; pero de mucho me sirve mi prisión. Bastantes lecciones me ha dado para mi vida, que auguro que ha de ser corta, y no las dejaré de aprovechar. Tengo 16 años, y muchos viejos me han dicho que parezco un viejo. Y algo tienen razón; porque si tengo en toda su fuerza el atolondramiento y la efervescencia de mis pocos años, tengo en cambio un corazón tan chico como herido. ...Déle su bendición a su hijo Pepe.”
De ahí para delante, JOSÉ MARTÍ decide hacer de su vida algo útil a la independencia de su país, a la igualdade de todos los cubanos, significando en eso, todo y cualquier ciudadano nacido en Cuba, desde el más humilde hasta el más rico. Pero resulta que en su lucha desde Cuba hasta los países que después percurrió, él va percibiendo que más importante que ser un ciudadano cubano, venezolano, mexicano o puertorriqueño, era ser un ciudadano latinoamericano, porque vislumbró el peligro que se avecinaba de estos pueblos a través de los ingenios venidos de la América del Norte.
Con la pena en la mano, las ideas quemándole el pecho y la conciencia de hombre de su época, MARTÍ iba aceptando todos los encargos que se le ofrecían como un peldaño a más para seguir su lucha. De ahí que vienen sus variadas actividades de escritor y corresponsal en periódicos de muchos países, delegado en distintos congresos y cónsul de países sudamericanos, traductor de autores extranjeros, maestro en muchas universidades, fundador del Partido Revolucionario Cubano, entre otras. Pero sin jamás dejar al margen las características fundamentales de su personalidad: el buen carácter, la sencillez, el amor y encima de todo, la coherencia. Por eso cuando leemos el primer verso de la primera estrofa de su Versos Sencillos, “yo soy un hombre sincero”, debemos creerlo a ojos vendados porque es la palabra escrita y firmada con los ejemplos de su propia vida.
Lo que no hace falta resaltar es que no se puede aislar MARTÍ de su amada patria. No se puede alejarlos. Cuando se piensa en uno, el otro se pone en evidencia. Porque los dos son inseparables. Y Cuba, así como Puerto Rico, era un país que aún continuaba bajo el dominio colonial español. El joven MARTÍ presenció el esfuerzo de algunos hombres de valor para intentar libertar a su país así como también vio el disgusto por las derrotas. Y a cada derrota crecía de manera porporcionalmente inversa sus deseos de victoria.
Pero es necesario aclarar que entremedias a los discursos políticos, concurrieron los poemas de amor, las cartas a los familiares y amigos, las críticas culturales, los consejos pedagógicos, entre otros temas, cuya suma está reunida en una obra de 28 tomos que encierra toda la corta pero productiva vida del autor, desde su niñez hasta sus 42 años.
Aunque tenga vivido toda su vida pro independencia de su país, MARTÍ escribió sobre todo lo que sentía necesario escribir, desde los consejos a su hermana al casarse, hasta los artículos científicos sobre flores y puentes; desde cómo debe educarse un niño hasta las listas de materiales bélicos; desde la tristeza por la muerte de una niña de Guatemala hasta los testamentos hechos antes de morir. Y lo hizo de una forma sencilla, delicada y amorosa cuando preciso, y tenaz, vigurosa y desapiedada cuando la ocasión así lo exigió.
Y así lo hizo hasta el 19 de mayo de 1895, cuando un balazo le arrancó de su caballo blanco y le dejó caído al suelo de su tierra tan bien amada y de la manera que un día había dicho que le gustaría morir:
“No me pongan en lo oscuro
A morir como un traidor:
Yo soy bueno, y como bueno
Moriré de cara al sol.”
O que começou como uma simples sementinha na nossa Disneylândia,Vera, transformou-se em belíssimo espaço virtual.
ResponderExcluirParabéns!
E mesmo que estejamos aparentemente "afastadas" ,jamais te senti tão perto,minha querida amiga.